Esta semana la propuesta de los jueves está a cargo de Artesanos de la Palabra, el tema es: "La gente anda diciendo."
Leonardo se subió al micro, pago el pasaje y se sentó en el primer asiento libre. La mañana era calurosa, para colmo la gente tenía todas las ventanillas cerradas y pensó que la gente estaba loca, como pueden viajar en esas condiciones y además en el asiento de atrás venía hablando un joven de 18 años por su celular a todo volumen. A Leonardo le llamo la atención una frase que dijo el joven:
“No conozco actualmente alguien que no tenga algún problema mental. Todo el mundo está loco de alguna forma”
Y pensó que de alguna manera el joven tenía razón, porque es fácil llamar loco a alguien cuando sus pensamientos desafían la comprensión.
Por ejemplo, el espectáculo que estaba dando el joven hablando a todo volumen se lo podía considerar un acto de locura, porque seguramente alguien del micro considero que lo que estaba haciendo no era "normal".
El micro llego a la parada en que Leonardo tenía que bajar. Toco el timbre y bajo para dirigirse a su trabajo.
En la oficina le comento a Sergio su compañero, lo que había escuchado en el micro, la frase que de alguna manera todos estamos un poco locos, y le pregunto qué opinaba.
-Hay un límite que la sociedad pone como “normal”, desviarse más allá de ese límite es correr el riesgo de ser etiquetado como loco -le contesto Sergio.
-La ironía es que nadie nace loco –reflexiono Leonardo.
La conversación siguió hasta que llego el jefe y cada uno siguió con su trabajo.
Al mediodía Sergio bajo al buffet a comer y se encontró con Victorio el de seguridad. Mientras conversaban, Sergio le pregunto qué opinaba de la frase de que de alguna manera todos estamos un poco locos.
-Sólo hay dos tipos de personas: los que están locos y los que están demasiado ciegos para reconocer su propia locura –Le respondió Victorio.
-Creo has hecho una gran reflexión –sentencio Sergio.
Llego el momento de cerrar la empresa. Victorio reviso que todo esté en orden, apago las luces y cerró la puerta de las oficinas y se fue para lo de su psicóloga porque hoy tenía turno.
Se subió a su moto y mientras manejaba observaba la forma desquiciada que tenia la gente al manejar y concluyo que la frase era acertada.