Me sumo a una nueva convocatoria. En esta ocasión a cargo de Rebeca(en su blog encontraras las condiciones para participar) el reto de escritura creativa se llama #Fuegoenlaspalabras.
Escapando de la policía, Wei llego hasta los límites de la ciudad donde comienza un bosque. Decidió dejar todo atrás, su familia, su casa, sus amigos, en fin su vida que hasta ese momento trascurría en la prisión de la ciudad, cumpliendo una condena por reiterados robos.
Camino varias horas por el bosque hasta que llego a un lago. No era un lago común, a orillas había un templo donde vivía un viejo monje.
Wei camino hasta el templo, para buscar refugio.
Cuando llego, el viejo monje, UN HOMBRE CON BARBA larga y blanca signos de su vejez y sabiduría lo estaba esperando en la puerta.
-buenas tardes venerable señor –dijo Wei haciendo una reverencia de respeto haciendo gasho.
-que lo trae por aquí –el monje le respondió.
-vengo a buscar refugio en su templo, decidí abandonar mi vida en la sociedad para comenzar una vida monástica.
El monje lo escucho atento y no lo juzgo, solo le dijo:
-Eres bienvenido, tu estadía dependerá si cumples con las reglas del monasterio. Deberás aceptar el celibato, la sencillez, una alimentación saludable, no podrás tocar el dinero, te tendrás que afeitar la cabeza periódicamente y usar una túnica, y sobre todo deberás vivir en silencio.
Wei acepto las condiciones y de esta manera comenzó su nueva vida.
Transcurrieron los días, donde el nuevo monje meditaba, limpiaba el monasterio, cuidaba la huerta, cocinaba, lavaba la ropa y lo más importante escuchaba las enseñanzas del viejo monje.
Así pasaron las estaciones, nada alteraba la tranquila vida de los monjes. Hasta que una tarde el viejo monje murió, dejando a Wei a cargo del templo.
Un día frío de invierno, mientras Wei estaba barriendo, vio que se acercaba una mujer que venía con un BEBE. El monje los recibió y los llevo dentro del templo. Les ofreció un té caliente para entrar en calor y prendió un SAHUMERIO.
La mujer le explico que venía al templo porque no tenía otra opción. Sabía de la compasión de los monjes y le explico que no podía cuidar más a su bebe porque le quedaba pocos días de vida por una enfermedad terminal y no tenia con quien dejarlo.
Wei recordó su primer día en el templo y como el viejo monje lo acepto sin juzgarlo. Entonces el monje le dijo a la mujer.
-El niño será bienvenido, yo lo cuidare y le enseñare todo sobre ser un monje. Lamento lo de su enfermedad. Puede quedarse tranquila que su bebe será feliz en el monasterio.
Así transcurrieron la vida de Wei y la del niño, pasaron las estaciones y el monje encontró en el niño un nuevo desafío y comprendió que el legado del viejo monje de barba seguirá en la vida del pequeño niño.
1 graffitis:
iQue buen post y relato, lo has hecho increíble en la convocatorio en la que participas!
Un saludo,
Bea.
Blog de Bea- recomendaciones, animes, juegos & más!.
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